Hola amigos: AL VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., La zona norte de Costa Rica, históricamente un territorio dedicado a la agricultura y la ganadería, se ha convertido en los últimos años en un gran atractivo turístico y científico debido a su rica biodiversidad y abundantes aguas, algunas de ellas catalogadas por sus habitantes como celestiales.
Alajuela (Costa Rica), 19 abr (EFE).- La zona norte de Costa Rica, históricamente un territorio dedicado a la agricultura y la ganadería, se ha convertido en los últimos años en un gran atractivo turístico y científico debido a su rica biodiversidad y abundantes aguas, algunas de ellas catalogadas por sus habitantes como celestiales.
Situado en las faldas del Volcán Tenorio, el río Buenavista fue bautizado popularmente como río Celeste debido a la coloración de sus aguas, que recorren una treintena de kilómetros en medio de un bosque protegido.
Odir Rojas, guía del Parque Nacional Volcán Tenorio, explicó que la coloración celeste del río se debe a una mezcla de componentes químicos como el sulfato de cobre, el azufre, el carbonato de calcio y el potasio.
Para llegar al río, los turistas deben caminar cerca de tres kilómetros a través del bosque y puentes de madera, un trayecto en el que es posible observar una gran diversidad de flora, aves, reptiles, insectos y, con suerte, alguno de los tímidos mamíferos que habitan en esta zona.
Durante el recorrido se pueden apreciar los "teñideros", donde el río Celeste comienza a tomar su color, así como el sitio llamado los "borbollones" para apreciar las burbujas de agua caliente con gases volcánicos.
Debido a estos gases, el río llega a calentarse y los turistas pueden entrar para bañarse en esas aguas termales, así como lo hacen en la hermosa cascada que cae de las montañas desde unos 30 metros de altura.
Si hay un lugar en el que es fácil observar una gran cantidad de aves, caimanes, peces y tortugas, ese es el Refugio de Vida Silvestre Caño Negro, santuario del prehistórico y rarísimo pez gaspar.
Caño Negro es un área protegida de casi 10.000 hectáreas que aglutina diversos atractivos y bellezas naturales como ríos navegables, humedales, bosques y una rica biodiversidad.
El humedal de Caño Negro, protegido por la convención Ramsar por su importancia internacional desde 1991, alberga diversas aves migratorias y acuáticas, entre ellas garzas, el martín pescador, cigüeñas, el jabirú y patos.
Otro de los grandes atractivos turísticos de la región es el Parque Nacional Juan Castro Blanco considerado el primer Parque Nacional del agua, creado en Costa Rica en 1992 con el fin de proteger las nacientes hídricas y una zona de 14.000 hectáreas de gran descarga de lluvias.
Según Gerardo Rojas, miembro de la Asociación del Parque Nacional y campesino de la zona, esta área protegida, cuya altura máxima es de 2.000 metros sobre el nivel del mar, recibe "la riqueza que viene del cielo", es decir, las abundantes lluvias que caen prácticamente todo el año y a su paisaje caracterizado por la neblina.
Cerca del 40 por ciento de la extensión de este Parque Nacional aún pertenece a personas privadas que, por su voluntad, decidieron proteger los bosques y los afluentes, mientras el otro 60 por ciento está en manos del Gobierno.
Los bosques del Parque Nacional del Agua son la casa de especies como el quetzal, águilas, jaguares y pumas, así como de 44 especies de reptiles y 32 de anfibios.
La zona norte de Costa Rica es un ejemplo de cómo las pequeñas comunidades pueden organizarse para proteger sus recursos naturales y sacarles provecho para atraer turismo y mejorar la calidad de vida de sus pobladores. Efeverde
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
ayabaca@gmail.com
ayabaca@hotmail.com
ayabaca@yahoo.com
Situado en las faldas del Volcán Tenorio, el río Buenavista fue bautizado popularmente como río Celeste debido a la coloración de sus aguas, que recorren una treintena de kilómetros en medio de un bosque protegido.
Odir Rojas, guía del Parque Nacional Volcán Tenorio, explicó que la coloración celeste del río se debe a una mezcla de componentes químicos como el sulfato de cobre, el azufre, el carbonato de calcio y el potasio.
Para llegar al río, los turistas deben caminar cerca de tres kilómetros a través del bosque y puentes de madera, un trayecto en el que es posible observar una gran diversidad de flora, aves, reptiles, insectos y, con suerte, alguno de los tímidos mamíferos que habitan en esta zona.
Durante el recorrido se pueden apreciar los "teñideros", donde el río Celeste comienza a tomar su color, así como el sitio llamado los "borbollones" para apreciar las burbujas de agua caliente con gases volcánicos.
Debido a estos gases, el río llega a calentarse y los turistas pueden entrar para bañarse en esas aguas termales, así como lo hacen en la hermosa cascada que cae de las montañas desde unos 30 metros de altura.
Si hay un lugar en el que es fácil observar una gran cantidad de aves, caimanes, peces y tortugas, ese es el Refugio de Vida Silvestre Caño Negro, santuario del prehistórico y rarísimo pez gaspar.
Caño Negro es un área protegida de casi 10.000 hectáreas que aglutina diversos atractivos y bellezas naturales como ríos navegables, humedales, bosques y una rica biodiversidad.
El humedal de Caño Negro, protegido por la convención Ramsar por su importancia internacional desde 1991, alberga diversas aves migratorias y acuáticas, entre ellas garzas, el martín pescador, cigüeñas, el jabirú y patos.
Otro de los grandes atractivos turísticos de la región es el Parque Nacional Juan Castro Blanco considerado el primer Parque Nacional del agua, creado en Costa Rica en 1992 con el fin de proteger las nacientes hídricas y una zona de 14.000 hectáreas de gran descarga de lluvias.
Según Gerardo Rojas, miembro de la Asociación del Parque Nacional y campesino de la zona, esta área protegida, cuya altura máxima es de 2.000 metros sobre el nivel del mar, recibe "la riqueza que viene del cielo", es decir, las abundantes lluvias que caen prácticamente todo el año y a su paisaje caracterizado por la neblina.
Cerca del 40 por ciento de la extensión de este Parque Nacional aún pertenece a personas privadas que, por su voluntad, decidieron proteger los bosques y los afluentes, mientras el otro 60 por ciento está en manos del Gobierno.
Los bosques del Parque Nacional del Agua son la casa de especies como el quetzal, águilas, jaguares y pumas, así como de 44 especies de reptiles y 32 de anfibios.
La zona norte de Costa Rica es un ejemplo de cómo las pequeñas comunidades pueden organizarse para proteger sus recursos naturales y sacarles provecho para atraer turismo y mejorar la calidad de vida de sus pobladores. Efeverde
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
ayabaca@gmail.com
ayabaca@hotmail.com
ayabaca@yahoo.com