jueves, 5 de abril de 2012

Literatura: Grass rompe el "silencio Alemán" y arremete contra el plan atómico de Israel

Aquí en la imagen observamos al Primer Ministro Israelí, Benjamin Netanyahu, representante del sionismo ultraderechista que gobierna actualmente a Israel, ha protestado por las declaraciones del escritor alemán Günter Grass, que en forma valiente ha denunciado el plan de ataque que pretende realizar Israel contra el estado de Irán aduciendo pretextos de ataque de los ayatolás iranios contra el estado judío, que todo es falso; lo que todos sabemos es que Israel está gobernado por una casta de beligrantes sionistas que se han atribuido atacar a quien se les parezca sin recibir ninguna amenaza o represalia, por ejemplo el bloqueo económico que tiene contra el Estado de Palestina, donde millones de palestinos padecen hambre y ha condenado a toda una generación de niños famélicos sumidos por el hambre y la miseria, y por desgracia nadie en el mundo llama la atención del sionismo contra los indefensos palestinos. Hola amigos: AL VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., El autor de 'El tambor de hojalata' ha publicado un poema criticando la política israelí frente a Irán que ha sido calificado de antisemita. Günter Grass: "Hay una campaña contra mí" :
El premio Nobel de Literatura alemán Günter Grass cree que su poema crítico con Israel fue mal interpretado y que la condena que provocó dentro y fuera de Alemania responde a una "campaña" contra él.
"Hay una tendencia generalizada a no ocuparse del contenido del poema para lanzar una campaña contra mí y asegurar que mi prestigio quedó dañado para siempre", dijo el escritor en una entrevista que emitió este jueves la radio NDR.
Grass, de 84 años, desató una ola de críticas al publicar este miércoles en varios diarios un poema titulado 'Lo que hay que decir' con duros cuestionamientos a la política israelí frente a Irán.
"Israel, potencia nuclear, pone en peligro una paz mundial ya de por sí quebradiza", lanza el autor de 'El tambor de hojalata'. Comentaristas y políticos alemanes e israelíes respondieron calificando el poema de antisemita, desproporcionado y agresivo.
"Hay una insistencia en antiguos estereotipos. Y en parte resulta algo hiriente", analizó el autor en la radio. "En seguida se uso el término 'antisemitismo', algo que, por otro lado, era esperable".
Grass alertó contra "la unificación de la opinión" en un país democrático y contra "la negación a ocuparse del contenido y las preguntas" que plantea su poema.
Netanyahu llama "ignorante" a Grass :
El primer ministro israelí recuerda el pasado en las Walffen SS del escritor.-
El primer ministro Israel, Benjamin Netanyahu, ha tachado de "ignorante" y "reprensible" el poema de Günter Grass en el que el premio Nobel de Literatura alemán acusa a Israel de poner en peligro la paz mundial, aunque no ve una "sorpresa" su postura teniendo en cuenta su pasado en las Waffen SS, cuerpo de élite de las SS nazis.
Grass advirtió en un poema publicado el miércoles por varios periódicos internacionales de los riesgos de un hipotético ataque de Israel sobre Irán y pidió la creación de una agencia para controlar de forma permanente tanto las armas atómicas israelíes como las centrales nucleares iraníes.
Para Netanyahu, es "vergonzosa" la "equivalencia moral" establecida por Grass entre Israel e Irán. En este sentido, ha subrayado en un comunicado que el régimen iraní "niega el Holocausto y amenaza con aniquilar a Israel".
Las palabras del escritor alemán "dicen muy poco sobre Israel y mucho sobre Grass", según Netanyahu. El primer ministro ha enumerado que es Irán "el que es una amenaza para la paz y la seguridad mundial, el que "amenaza a otros Estados con la destrucción", el que "apoya a organizaciones terroristas que disparan cohetes contra civiles inocentes" y "el que lapida a mujeres, ahorca a gays y reprime brutalmente a decenas de millones de sus propios ciudadanos".
"Durante seis décadas, Grass ocultó el hecho de que había sido miembro de las Waffen SS", ha recordado Netanyahu. A su juicio, dado su pasado, "quizás no es sorprendente" que Grass vea al "único Estado judío" como "la mayor amenaza para la paz mundial" y le niegue su derecho a defenderse de potenciales amenazas.
Netanyahu ha apelado a "las personas decentes de todo el mundo" a condenar las "ignorantes" palabras del Nobel de la Paz, que también han recibido críticas de Alemania. Información de: HERALDO.ES

El poema que condena al Nobel Lo que hay que decir :
BERLÍN L actitud es sobre todo no entrar en el contenido del poema, sino emprender una campaña contra mi persona y afirmar que mi reputación ha quedado perjudicada para siempre", declaró el literato en una entrevista con la NDR, la radiotelevisión pública para el norte de Alemania. El escritor, de 84 años, dice haberse dado cuenta de que "en un país democrático, en el que rige la libertad de prensa, impera una cierta obligación a defender una misma línea de opinión y la renuncia a abordar siquiera el contenido, las cuestiones" que plantea su texto.
Las voces críticas recurren a "viejos tópicos" y "en seguida, como era de esperar, se alude al concepto del antisemitismo", señaló Grass en relación a las respuestas que ha suscitado su texto. "También el hecho de que con 17 años entré en las SS -repito, con 17- se incluye en esta clase de polémica, pero lo que no se hace es echar una mirada a mis numerosos libros, en los que una y otra vez abordo y critico este tema, el del antisemitismo alemán", subrayó.
Asimismo, el Premio Nobel calificó de "ofensivos" e "indignos para la prensa democrática" algunos de los comentarios sobre su texto y su persona aparecidos en los medios.
En su texto, titulado Was gesagt werden muss (Lo que hay que decir), Grass rompió la ley no escrita en Alemania de evitar criticar a Israel y arremetió contra el "supuesto derecho a un ataque preventivo que podría exterminar al pueblo iraní".
En este sentido, Grass aludió en sus declaraciones a la NDR a la guerra en Irak. "Se nos quiso convencer de que era necesario librar esa guerra, porque allí se fabricaban gases tóxicos y armas bioquímicas", aunque "no se encontró nada", y "más tarde un exministro del gabinete de (el anterior presidente estadounidense George W.) Bush reconoció que todo había sido una mentira para justificar la guerra". Según el escritor, esas cosas le han vuelto "desconfiado", le hacen estar siempre alerta y han contribuido a que busque "llamar las cosas por su nombre". Su poema fue difundido por periódicos como el Süddeutsche Zeitung, diario de referencia en Alemania, el español El País, el estadounidense The New York Times y el italiano La Repubblica.
Günter Grass levantó ampollas en el año 2006 cuando realizó la confesión tardía de haber estado en las SS a la edad de 17 años, tras décadas de haber sacado los colores a los políticos o intelectuales con pasado nazi.
Por qué guardo silencio, demasiado tiempo,
sobre lo que es manifiesto y se utilizaba

en juegos de guerra a cuyo final, supervivientes,
solo acabamos como notas a pie de página.
Es el supuesto derecho a un ataque preventivo
el que podría exterminar al pueblo iraní,
subyugado y conducido al júbilo organizado
por un fanfarrón,
porque en su jurisdicción se sospecha

la fabricación de una bomba atómica.
Pero ¿por qué me prohíbo nombrara ese otro país

en el que
desde hace años -aunque mantenido en secreto-
se dispone de un creciente potencial nuclear,
fuera de control, ya que

es inaccesible a toda inspección?
El silencio general sobre ese hecho,
al que se ha sometido mi propio silencio,
lo siento como gravosa mentira

y coacción que amenaza castigaren cuanto no se respeta;
"antisemitismo" se llama la condena.
Ahora, sin embargo, porque mi país,
alcanzado y llamado a capítulo una y otra vez
por crímenes muy propiossin parangón alguno,
de nuevo y de forma rutinaria, aunque
enseguida calificada de reparación,
va a entregar a Israel otro submarino cuya especialidad

es dirigir ojivas aniquiladoras
hacia donde no se ha probadola existencia de una sola bomba,
aunque se quiera aportar como prueba el temor...

digo lo que hay que decir.
¿Por qué he callado hasta ahora?
Porque creía que mi origen,
marcado por un estigma imborrable,
me prohibía atribuir ese hecho, como evidente,
al país de Israel, al que estoy unido
y quiero seguir estándolo.
¿Por qué solo ahora lo digo,
envejecido y con mi última tinta:Israel, potencia nuclear, pone en peligro
una paz mundial ya de por sí quebradiza?
Porque hay que decirlo que mañana podría ser demasiado tarde,
y porque -suficientemente incriminados como alemanes-
podríamos ser cómplices de un crimen

que es previsible, por lo que nuestra parte de culpa
no podría extinguirse
con ninguna de las excusas habituales.
Lo admito: no sigo callando
porque estoy harto
de la hipocresía de Occidente;
cabe esperar además
que muchos se liberen del silencio, exijan
al causante de ese peligro visible que renuncie
al uso de la fuerza e insistan también
en que los gobiernos de ambos países permitan
el control permanente y sin trabas
por una instancia internacional
del potencial nuclear israelí
y de las instalaciones nucleares iraníes.
Solo así podremos ayudar a todos, israelíes y palestinos,
más aún, a todos los seres humanos que en esa región
ocupada por la demencia
viven enemistados codo con codo,

odiándose mutuamente,
y en definitiva también ayudarnos.

Günter Grass mete el pie en el avispero :
JOAQUÍN RÁBAGO Conocí a Günter Grass en el verano de 1978, cuando le acompañé en una visita a Cuenca y le entrevisté largamente para la hoy desaparecida revista Triunfo con motivo de la reedición en España (Alfaguara) de su novela más famosa, El tambor de hojalata. He seguido desde entonces casi siempre con interés su trayectoria literaria y política. Grass fue siempre para mí, junto a su compatriota Heinrich Böll, el ejemplo del escritor comprometido y honesto, lo que llaman los propios alemanes una "instancia moral".
De ahí la gran decepción que me causó, me imagino que como a tantos otros de sus admiradores, cuando en una entrevista en la prensa alemana, poco antes de publicar su excelente libro autobiográfico Pelando la cebolla, confesó que con diecisiete años, pocos meses antes de que terminase la Segunda Guerra Mundial, se había alistado en una división de las Waffen-SS. Fue un pecado de juventud, del que sin duda se avergonzó tanto que lo mantuvo oculto durante más de sesenta años. A raíz de aquella revelación, Grass fue blanco entonces de una campaña de descrédito y aun de difamación en la que participaron muchos que nunca le han perdonado su militancia izquierdista. Fue su penitencia.
Ahora, Grass ha metido el pie de lleno en el avispero con la publicación en el Süddeutsche Zeitung de un poema político titulado Lo que hay que decir. En él, el novelista acusa a Israel de proyectar un devastador ataque preventivo contra Irán para castigarle por su programa nuclear al tiempo que denuncia el silencio general ante esa posibilidad. Grass se dice "harto" además de la "hipocresía" de Occidente por no exigir a Israel que someta a inspección internacional su propio arsenal atómico", como debería hacer simultáneamente Irán.
Enorme debe de ser la preocupación del escritor por las consecuencias catastróficas no sólo para los pueblos de la región, sino también para la paz mundial de un ataque a esa República islámica, como para que haya decidido romper de pronto de esa forma su silencio auto-impuesto y violar todo un tabú: el que impide al país culpable del exterminio de seis millones de judíos dirigir la mínima crítica a Israel. Grass denuncia de paso a su propio Gobierno por hacer entrega a Israel de "otro submarino" y tratar de presentar ese hecho como una "reparación" por el daño infligido al pueblo judío con el Holocausto.
De nada le ha servido al novelista referirse en el mismo poema al "estigma imborrable" con el que quedó marcada Alemania por aquel genocidio o confesarse "unido a Israel" y decir que quiere "seguir estándolo". Los ataques contra su persona no se han hecho esperar, y no sólo por parte de Israel y su diplomacia, como era del todo previsible, sino también de la prensa y la clase política alemanas, confirmándose de ese modo lo que Grass denunciaba precisamente en el poema: la imposibilidad para un germano de criticar al Estado judío.
Las críticas le han llegado desde varios frentes, incluido por la derecha el diario Die Welt, del grupo Axel Springer, que durante toda la Guerra Fría con esa cabecera y el diario Bild simultaneó un anticomunismo visceral con una defensa acérrima del Estado de Israel. También le han censurado otros conocidos periodistas como Ralph Giordano, él mismo judío, que le defendió, sin embargo, hace cinco años cuando Grass confesó su juvenil paso por las Waffen-SS. Grass puede haberse equivocado esta vez al no distanciarse suficientemente de un régimen tan opresivo como el de los ayatolás. Y sobre todo uno que niega, aunque de momento sea sólo retóricamente, el derecho a la existencia del Estado de Israel.
Pero ¿invalida eso tanto sus ataques a una política concreta del Gobierno de Israel como al hecho de que una especie de pecado original impida a cualquier ciudadano alemán criticar hoy y acaso también por los siglos de los siglos al Estado judío? También lo ha hecho Daniel Barenboim, judío y ciudadano argentino e israelí.
Claro que a esa clase de judíos, como Tony Judt, Noam Chomsky o Norman Finkelstein, por citar sólo a algunos, el lobby israelí los llama en inglés "Jewish Jew haters" (judeófobos judíos). ¿No son por el contrario los mejores amigos los que se atreven a decir, aunque duela, la verdad?. Información de : Laprovincia.es
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
ayabaca@gmail.com
ayabaca@hotmail.com
ayabaca@yahoo.com

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