Caquetá
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Frutos amazónicos y chocolate orgánico toman el relevo de la coca en Colombia
(EFE)
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02/10/2013
San
José del Guaviare (Colombia), 2 oct (EFE).- Las iniciativas de los
campesinos cocaleros colombianos que han resistido a fumigaciones
aéreas, guerrillas, paramilitares y Ejército han dado como resultado
productos agrícolas alternativos, que van desde frutos amazónicos a
chocolates orgánicos.
Estas son algunas de las contadas
experiencias exitosas que se han registrado en las selvas de Colombia,
en concreto en Caquetá, Guaviare y Meta, departamentos que llegaron a
concentrar más de 24.000 hectáreas de coca en 2006.
Y ha ocurrido
en un complejo escenario de conflicto, sin apenas apoyo del Estado, el
que por contra ha acabado con plantaciones de cacao, frutales o caucho a
raíz de una política antidrogas de erradicación, financiada por el Plan
Colombia y que ha arrasado sembríos legales e ilegales.
Uno de
los casos más exitosos es la Asociación de Productores por el Cambio del
Modelo Económico del Guaviare (Asoprocegua), que nació en 2001.
Su
representante, Flavio Mahecha, que asiste al Foro Regional sobre la
Solución al Problema de las Drogas Ilícitas en San José del Guaviare,
organizado por la ONU y la Universidad Nacional a petición de los
negociadores del Gobierno y la guerrilla de las FARC, dice que su
objetivo es "consolidarse como una empresa campesina y generar una
cadena productiva con la reactivación de árboles frutales amazónicos".
El
proceso no ha sido fácil. Comenzaron con 160 parcelas, pero en 2006
sólo les quedaban 17 porque "un 70% se acabaron con la fumigación aérea y
el resto con incendios". Aún así retomaron el proyecto vinculándose al
proyecto del Gobierno "Guardabosques".
Pero "los recursos entraban
con una visión inadecuada, sin un proyecto macro", se queja Mahecha,
quien buscó entonces apoyo en la Gobernación del Guaviare y el Servicio
Nacional de Aprendizaje (SENA) y lograron su primer producto: pulpa de
fruta.
Hoy sus productos tienen una excelente presentación y se
venden en supermercados, ampliaron el negocio a la ganadería, dieron
créditos para la compra de tractores y semillas, y obtuvieron un terreno
para una planta gracias a la ayuda de la Unión Europea.
Como resultado participan en ferias nacionales, ruedas de negocio y forman parte de la red Colombia Verde.
Otro
ejemplo es Chocaguan, en Cartagena del Chairá (Caquetá), que produce
uno de los mejores chocolates de Colombia tras haber sustituido la coca
por cacao.
"Nuestra misión es crear una marca reconocida y mejorar
la calidad de vida de los asociados", expresa Rodrigo Velaidez, uno de
los representantes del proyecto, merecedor en 2004 del Premio Nacional
de Paz.
La iniciativa nació de la mano de un misionero italiano,
quien animó a los campesinos a sustituir la coca en una zona que, tras
la llegada al poder del expresidente Álvaro Uribe, en 2002, fue blanco
del Plan Patriota, una gran ofensiva militar contra la guerrilla.
"Hoy el chocolate se comercializa y busca la certificación orgánica", explica Velaidez.
Esa
asociación, además, elabora dos investigaciones obtenidas en
convocatorias del Departamento de Ciencia, Tecnología en Innovación
(Colciencias) sobre genética para el mejoramiento del cacao en cuanto a
aroma y sabor y tolerancia a enfermedades tropicales.
La filosofía
es, según Velaidez, fomentar "cultivos que respondan al ecosistema
natural y aporten desarrollo", bajo la protección de los derechos
humanos, con planes de sustitución de cultivos graduales y voluntarios.
En
el vecino departamento del Meta, Isflena Ladino, una mujer con agallas,
creó en 2005 la Asociación de Productores Agropecuarios del Bajo Ariari
(Asprabari), "cuando fumigaron todos los cultivos, incluidos los de
'pancoger' (alimentos básicos) en el municipio de Puerto Lleras".
"Naciones
Unidas nos dio la herramienta para empezar a trabajar en el
fortalecimiento, compramos un computador, diseñamos tres proyectos:
cacao a corto plazo, caña a medio plazo y ganadería a largo plazo",
explica.
"Hoy hacemos panela orgánica, vendemos en el mercado local con planes de expandirnos", revela Ladino.
Otro
caso es la Sociedad Agropecuaria del Guaviare (Soapeg), que ha creado
una industria de lácteos tras apostar por la ganadería sostenible en
lugares donde antes de cultivaba coca.
Apoyados por la Iglesia
Católica de Alemania, la leche de Soapeg la compra Alquería, una de las
grandes empresas lácteas del país que la distribuye a las grandes
superficies.
Aún así, la falta de vías encarece los precios del transporte, se lamenta uno de sus socios, William Espinosa.
Estas
historias de éxito se han forjado en un terreno hostil y en medio de
grandes dificultades, pero sus protagonistas confían en ser un ejemplo a
aplicar ante la anhelada paz que se negocia en Cuba.
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EFE
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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